Agustín Squella - Constituyente Distrito 7
Top
11/01/2019

«Muchos que se declaran agnósticos son solo ateos que no han salido del clóset».

La próxima visita a Chile del profesor de la Universidad de Oxford Richard Dawkins, autor de «El espejismo de Dios» y ateo militante, me hace volver a un tema del que he tratado antes en columnas y ponencias en foros a los que he sido invitado por creyentes. Tengo amigos entre estos últimos que ironizan a mi costa diciendo que no conocen otro ateo tan preocupado por todo lo que rodea la pregunta sobre la existencia de Dios (que es una cosa), el mensaje de las religiones (que es otra) y el credo institucional de cada iglesia en particular (que es ya una tercera), por no mencionar incluso una cuarta (las prelaturas, congregaciones y sociedades apostólicas al interior de una misma iglesia), pero mi respuesta es siempre la misma: se trata de una cuestión estadística. Si siete u ocho de cada 10 personas dicen creer en Dios, el asunto no puede carecer de importancia. No se me ocurre otro ejemplo, pero si ocho de cada 10 individuos que habitan el planeta se declararan comunistas, el comunismo pasaría también a ser algo objetivamente importante y digno de atención intelectual. De manera que esa es la razón por la que insisto sobre este tema y no porque, según esperan algunos amigos creyentes, subsista en mí una huella de pasado cristiano, como prefiero decir a católico, para no confundir una religión con una de sus muchas iglesias. Vattimo es el que dice que las iglesias son a las religiones lo que los clubes de fútbol al fútbol.

Aclarado lo anterior, lo que hay en este tema (¿Dios existe o no?) es una muy amplia diversidad de respuestas y no solo las tres más habituales, que son la de los creyentes (Sí), la de los ateos (No) y la de los agnósticos (No es posible afirmar nada sobre el particular). El agnosticismo, que es una posición legítima, ha crecido de manera importante, aunque muchos que se declaran agnósticos son solo ateos que no han salido del clóset, es decir, ateos que no se atreven a reconocerse como tales, porque, claro, «ateo» continúa sonando como una fea palabra. El mejor ejemplo lo dio la madre de una cantante norteamericana. Esta última venía de declararse atea en una entrevista, y la madre fue consultada al respecto por un periodista. «Que no crea en Dios, bien -respondió la atribulada progenitora-, pero ¿atea?»

Dentro de los propios creyentes los hay en verdad de varias clases -por ejemplo, teístas y deístas-, y en el caso de los agnósticos también las hay. Por ejemplo, los agnósticos afirman que no es posible responder a la pregunta acerca de si Dios existe o no, puesto que ella sobrepasa nuestro limitado entendimiento, pero mientras algunos (agnósticos optimistas) agregan que algún día esa pregunta podrá ser respondida, otros (pesimistas) consideran que nunca será posible contestarla con seguridad.

Hay también una buena diversidad más allá de esas tres posiciones (creyentes, ateos y agnósticos), como la hay también al interior de los propios ateos, y de esto último paso a ocuparme ahora.
Están primero los ateos radicales, aquellos para quienes la pregunta por la existencia de Dios carece de todo sentido, de manera que si el tema sale en una sobremesa hacen un gesto de impaciencia, se levantan y dejan hablando solos a los demás comensales. Están luego los ateos agresivos, aquellos para quienes la pregunta importa y que, por lo mismo, no se paran de la mesa y embisten contra los creyentes, valiéndose de una fuerte y hasta ofensiva artillería verbal. Siguen a continuación los ateos argumentadores que, al igual que los agresivos, se quedan en la mesa, aunque tranquilos y limitándose a dar razones a favor de la no existencia de Dios, sin saltarles encima a los creyentes con quienes comparten en ese momento. Y hay por último los ateos resignados, que son aquellos que aceptan la discusión, pero que no se suman a ella de ninguna manera. Se quedan en su sitio, permanecen en silencio y esbozan una sonrisa indulgente ante la pasión que ponen los demás comensales.
¿Qué tipo de ateo es Richard Dawkins?

Creo que pertenece a los ateos agresivos, aunque tal vez se encuentre a caballo entre esos y los argumentadores