Agustín Squella - Constituyente Distrito 7
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26/04/2013

«El que gobierna no debe hacer a la oposición lo que no querría que esta le hiciera mañana desde el gobierno, mientras que la oposición no debería hacer al gobierno lo que no querría que las fuerzas políticas hoy en él le hicieran mañana cuando sean oposición…»

Vivir en sociedad es hacerlo en relaciones de intercambio, de colaboración, de solidaridad, y también de conflicto. En toda sociedad hay siempre, inevitablemente, relaciones de esos cuatro tipos. Solo si la sociedad se reduce a mercado podría considerarse que todo lo que se produce entre las personas son relaciones de intercambio (te doy para que me des, como en una compraventa cualquiera), y solo una visión angelical de ella afirmaría que lo que existe son únicamente vínculos de colaboración (cooperamos para un objetivo común, que es lo que ocurre, por ejemplo, en una sala de clases) y de solidaridad (nos asistimos unos a otros, especialmente a quienes se encuentran en situación de desventaja, que es lo que pasaría, por ejemplo, si parte de las cotizaciones previsionales de los más ricos fueran a un fondo que permitiera mejorar las pensiones de los más pobres). Por su lado, la idea también unilateral de la sociedad como campo de batalla en el que a cada instante se enfrentan intereses contrapuestos de individuos y de grupos, conduce a la creencia de que lo característico de la vida en común es el conflicto.

Si la sociedad como un todo no puede ser reducida a ninguno de esos cuatro tipos de relaciones, la política, como una de las tantas actividades que se desarrollan en ella, tiene que ver en mayor medida con el conflicto. La política es lucha por el poder -por conseguirlo, por ejercerlo, por incrementarlo y por conservarlo- y es ingenuo esperar que ella no muestre la enojosa cara del conflicto. Así, y al revés de la frase de Clausewitz, la política es continuación de la guerra por otros medios -pacíficos, se entiende-, ha sido un progreso en la historia de la humanidad que el voto haya sustituido al tiro de gracia del vencedor sobre el vencido y que las decisiones colectivas se adopten sin derramamiento de sangre e incluso sin excluir al vencido de las deliberaciones y votaciones que, por ejemplo, tienen lugar en un parlamento.

En síntesis: vivir en sociedad es hacerlo también en relaciones de conflicto, de manera que este, lejos de ser una patología, resulta inseparable de la vida en común, y todo lo más que se puede hacer frente al conflicto no es eliminarlo, sino establecer instancias y procedimientos que permitan darle un curso y una solución, pronta, eficaz y pacífica. Más inseparable aún es el conflicto de la política, dado que lo que se encuentra en juego es el poder. Lo malo, sin embargo, incluso tratándose de la política, es el conflicto a cualquier precio, que es lo que tuvimos en Chile a inicios de la década de los 70 del pasado siglo.

No hay signos de que estemos de nuevo en la idea del conflicto a cualquier precio, pero sí de que la lógica conveniente para una política democrática -partidario/adversario- se está debilitando a favor de la dialéctica guerrera amigo/enemigo. Es probable que la causa de ese hecho se encuentre en que estamos viviendo un año de elecciones, pero no todo acaba allí. Cualquiera advierte un encono demasiado encendido, por momentos hasta vulgar, en el que predominan el recelo, la descalificación e incluso el desprecio por quienes piensan de manera diferente. Las fuerzas políticas en el gobierno se comportan como si siempre fueran a estar en él y las de oposición como si tal constituyera el papel de su vida, en circunstancias de que el que hoy gobierna bien puede ser mañana oposición y que esta, a su vez, podría en el futuro alcanzar el gobierno. Por tanto, el que gobierna no debe hacer a la oposición lo que no querría que esta le hiciera mañana desde el gobierno, mientras que la oposición no debería hacer al gobierno lo que no querría que las fuerzas políticas hoy en él le hicieran mañana cuando sean oposición.
¿Será mucho pedir que en lo que resta de año el Gobierno se comporte pensando en que quizás mañana será oposición y que esta lo haga considerando que en el futuro próximo podría ser gobierno?