Agustín Squella - Constituyente Distrito 7
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5/07/2013

«De marca mayor son los cantos de sirena de la derecha hacia la DC, tratando de asustarla con la presencia comunista en la candidatura que ese partido apoya…»

¿Tendremos los opositores que seguir soportando las majaderías de la campaña previa a las recientes primarias?
Una ha sido ver continuamente a las autoridades de gobierno anunciando en pleno la ocurrencia de algún próximo percance de la naturaleza -lluvias, marejadas, erupción de volcanes, cosas así- y asegurando que todas las medidas del caso han sido adoptadas oportunamente. El propósito de tratar de marcar con ello una diferencia con lo ocurrido la noche del 27-F es tan evidente como infantil, pero puede más el ansia incontrolada de un gobierno que se aferra desesperadamente a cualquier puesta en escena que pudiera significarle un puntito más en las encuestas.

Otra majadería tiene que ver con el pánico que tiene o finge la derecha ante la decisión del PC de apoyar la candidatura de Bachelet, pregonando que ese hecho marca la definitiva izquierdización de esta, cuando en verdad se trata de todo lo contrario: el alejamiento del PC de posiciones de extrema izquierda. Es raro que la derecha pierda de vista que la candidata opositora ha sido siempre de izquierda y que nada raro hay en que acepte el respaldo de una colectividad que también lo es. Es cierto que el PC muestra una inexcusable simpatía por regímenes no democráticos (Cuba) o escasamente democráticos (Venezuela), aunque también lo es que muchos funcionarios del actual gobierno, así como diputados y senadores de la Alianza, mostraron más que simpatía por la dictadura chilena, a cuya principal figura apoyaron en el plebiscito de 1988, y a la que ni siquiera se atreven a llamar de ese modo: dictadura. Si se justifica reprochar al PC su silencio frente a violaciones de los derechos humanos que ocurren en otros países -y por cierto que se justifica-, ¿por qué no procede hacerlo con un sector político que hizo y continúa haciendo lo mismo a propósito de violaciones que durante 17 años tuvieron lugar en nuestro propio país?

Majadería de marca mayor son los cantos de sirena de la derecha hacia la DC, tratando de asustarla con la presencia comunista en la candidatura que ese partido apoya y en un futuro gobierno de Bachelet. Resultarían conmovedores si no fueran patéticos los llamados de la derecha a las bases democratacristianas para que reaccionen contra la presencia comunista y voten esta vez por un candidato UDI. Uno puede entender que hace mucho tiempo la derecha busque a la DC, aunque infructuosamente, porque solo una alianza con ella le permitiría llamarse con propiedad «centroderecha», pero los militantes de ese partido son los primeros en darse cuenta de la trampa que ello significa. Hace ya rato que con total sensatez y coherencia la DC prefiere ser parte de una coalición de centroizquierda que de una alianza de centroderecha, así no más sea porque ha sido la derecha, no la izquierda, la que tradicionalmente se ha mofado de la doctrina social de la Iglesia que abraza el PDC.

Majadero es también el llamado de una derecha muy poco liberal a los liberales de Velasco, aunque en boca de Longueira, que es nada liberal, resultará enteramente ineficaz. Según intuyo, Velasco, continuando con su estrategia de diferenciación, irá poniéndose progresivamente más frío de lo que se vio la noche del domingo en el comando de Bachelet, y su votación se dispersará en noviembre de manera impredecible.

Majaderas resultan ya, por último, algunas expresiones desdeñosas para con Michelle Bachelet, incluidas aquellas que, sin serlo, solo le reconocen atributos de simpatía y proximidad con la gente, omitiendo todo lo que sigue: médico, Magíster en temas de Defensa en EE.UU., ministra de Salud y de Defensa, Presidenta de la República, una de las principales autoridades de la ONU luego que dejó la Presidencia, y en las primarias con casi el 75% de los votos de su sector y el doble de los dos candidatos de la alianza opuesta.

¿Alguien puede conseguir todo eso con pura proximidad y simpatía?