Antes de que empiece la propagando electoral, quienes postulamos a la Convención Constitucional podríamos hacer un pacto: no lucir mascarillas con nuestros nombres cuando hagamos trabajo en terreno. El uso de mascarilla es un deber en medio de una pandemia que está teniendo gravísimos y prolongados efectos sanitarios, económicos y sociales. Todos, y muy especialmente quienes enferman y sus familias, estamos sufriendo por ello. Entonces, ¿puede un objeto relacionado con todo eso transformarse en un instrumento de promoción personal, en pura y simple publicidad? Si resultara el pacto que propongo, no es improbable que a él se sumaran también las candidaturas a gobernadores, alcaldes y concejales.
Agustín Squella
16 de enero de 2021